Cuando tuve la oportunidad de conocer la teoría de Guión Mental en el año 1992 quedé fascinada de la transformación que sucedió en mí.
De pasar, por ejemplo, de no ser capaz de decir te quiero, en mi familia no se decían palabras de afecto, no se daban abrazos, no se daban caricias, porque lo que más recibimos eran golpes, castigos, a ser capaces todos a decir te amo, a abrazar, a ser más amorosos.
Y ver, que todas las personas que pasábamos por los cursos y los talleres de Teoría de Guión Mental Personal con su creador, el Dr. Herinulfo Londoño Correa, decíamos, es que esto marcó un antes y un después en mi vida.
Eso hizo que yo quisiera dedicarme a enseñar Teoría de Guión Mental Personal y durante varios años estuve enseñando en Barcelona y actualmente estoy enseñando, y afortunadamente también, gracias al tema de la pandemia, lo abrimos a nivel online y está permitiendo que muchas más personas puedan vivir esa transformación en sus vidas.
Hoy quiero hablar de un tema que me llama mucho la atención y es la simbiosis (simbiosis viene del griego y del latín moderno) Sim = junto y Bio = vida, es decir, Vida Juntos.
Hay plantas que se necesitan unas a otras, dos plantas que se juntan porque su vida depende de la otra. Hay animales que también viven en una relación simbiótica. Se necesitan el uno al otro para poder vivir.
Y, en los seres humanos la simbiosis durante la infancia es algo normal y sano. Sin embargo, tiene que llegar un momento en el que esta situación debe resolverse. Y es natural porque el bebé y el niño dependen de la mamá. La sobrevivencia de un niño depende de su madre o de su sustituta o sustituto, alguien que le cuide para poder que sea viable en la existencia, para poder que salga adelante.
Llega un momento en que el joven o la joven debe resolver esa relación de dependencia. Esto es algo muy importante porque cuando no se resuelve, se continúa la dependencia a nivel emocional, afectivo, económico, entre otros.
Y una persona que tiene 20 años, que sus padres le están costeando la universidad y por lo tanto está en casa, digamos que es normal, porque la simbiosis en el ser humano se prolonga, siendo la más larga de todos los mamíferos hasta que termina sus estudios y empieza a trabajar para que su sustento dependa de sí mismo, que sea capaz de proveerse y que a nivel emocional sea capaz de estar y sentirse libre, y no estar dependiendo de una persona para poder estar bien.
Si no se resuelve la simbiosis, ahí es cuando a muchas personas les pasa que dicen “es que sin ti o sin eso, me muero”.
Hay relaciones simbióticas que se hacen con sustancias tóxicas, medicamentos, enfermedades, personas, entonces se prolonga o se continúa y nunca se resuelve.
¿Y ahí qué pasa? O ¿En qué afecta?
En que nos encontramos con hombres y mujeres de 29, 30, 40 años que siguen viviendo con sus padres, siguen dependiendo de ellos y no son capaces de ir a hacer su vida laboral, su vida afectiva con otra persona, a conformar un hogar o una familia.
Incluso, se ven casos tan extremos donde personas con 30 o más años, sus padres les pagan todas sus cuentas y les dicen: “Tranquilo/a hijo/a que si tú te casas yo voy a proveer y te voy a dar el apartamento o la casa donde vas a vivir.
¿Qué sucede con esta situación?
Estas personas, no solamente se sienten incapaces y están desvalorizadas, sino que además están viviendo dependiendo de los otros.
¿Cómo se puede resolver una relación simbiótica?
Lo primero es que la persona afectada se debe dar cuenta. Porque la simbiosis no resuelta es uno de los elementos que conforman esa película que creamos en nuestro inconsciente durante la infancia.
No se resolvió la simbiosis, se continúa la relación de dependencia, entonces, la persona tiene que darse cuenta que está dependiendo, que si no está con alguien todo el tiempo, que si no hay una pareja, si no está ahí, no se puede vivir y surgen pensamientos y comentarios tales como:
“Es que yo me siento fatal si mi marido se va, es que nunca en 40 años nos hemos separado. A todas partes hemos ido juntos”. Esto es una clara relación de dependencia emocional en este caso.
Y si además, la otra persona es la única que provee también es una dependencia económica.
Yo, en el curso de Guión Mental Personal me doy cuenta que uno de los elementos de esa película que creamos en nuestra mente durante la infancia es la simbiosis.
Me doy cuenta cuándo y cómo aprendí, cuáles fueron los mensajes que recibí para mantenerme dependiente, quizás escuché frases como estas: “No sirves para nada”, “No vales”, “No vas a llegar a ninguna parte”.
Quizás desde la concepción me hicieron para que fuera el “bastón para la vejez”, para no irme de la casa nunca, para estar cuidando siempre de mis padres. O quizás, me dijeron que tranquilo/a que me iban a resolver la vida. O el papá o la mamá se molestan (sobre todo la mamá), si es que el hijo consigue una novia y se va a ir de su casa.
O les molesta también que la hija se vaya a ir de casa porque entonces ahora quién me va a cuidar.
Así que, debemos encontrar cuándo, en qué momento y de qué manera grabé que tenía que seguir en una relación de dependencia. Eso puede venir desde la concepción, desde la gestación, desde el nacimiento, tomo consciencia, lo sano y así resuelvo la simbiosis, y puedo cortar con eso que antes era como si siguiera atado al cordón umbilical, como si se mantuviera esa conexión con la mamá, con el papá, con la familia, que luego se a va dar con los amigos, con los compañeros, con la pareja, etc.
Se mantiene, en tal caso cuando ya lo conocemos podemos cortar y así poder seguir adelante en autonomía que a donde debemos llegar, que logre la autonomía a nivel emocional, que pueda vivir sin depender de otras personas, que pueda proveer por mi y que pueda sentirme libre para hacer las cosas que yo quiero en la vida.